Espérame

 ESPÉRAME

Ha ocurrido nuevamente, paso por el mismo camino y mis pies se congelan… giran haciéndome voltear involuntariamente y ver aquellas ruinas de una acera... no puedo evitar contener las respiración mientras evito que el corazón se me estremezca.

Fue hace mucho tiempo pero todo es tan vívido que casi parece que el tiempo no hubiera avanzado, era joven y la vida no era fácil. Sin embargo, un buen día conocí a alguien que con su compañía lograba alentarme; era el señor Alberto, un hombre mayor pero muy amable, lleno de historias y hazañas que era increíble pensar que su actual físico hubiera realizado. Vivía en posadas y donde pudiera quedarse a descansar, eran tiempos donde la naturaleza reclamaba su espacio robado a punta de lluvias y desbordamientos severos. La casa del señor Alberto desapareció una tarde que el río subió mientras él estaba vendiendo sus cosechas. 

Luego de meditarlo unos días lo acogí en mi hogar, pero no todo fue bien, el clima y las fuertes lluvias amenazaban con seguir su paso inmisericorde; todo era una constante llena de dudas y desplazamientos repentinos…

- Debe irse – replicó en ese entonces mi esposa muy seria – ocupa espacio y no ayuda – 

- No tiene a donde ir – dije – 

- No es nada tuyo ni mío – dijo ella – no hay porqué cuidarlo – 

- ¿Es en serio? – 

- Dile que se vaya – dijo dejándome en medio de la sala aquella  - 

Sus reclamos siguieron por varios días y casi al borde de la impaciencia tomé una decisión…

- Bien, aquí es – dije fingiendo una sonrisa – 

- ¿A dónde vamos? – me preguntó el señor Alberto – 

- Me dijeron que a unas pocas horas de aquí hay  una hacienda – dije – quiero que la conozca para que no esté todo el día encerrado – 

- Ah, bueno – sonrió mientras se acomodaba su sombrero – 

Mentí diciéndole que iría a comprar algo de comer para los dos y me fui…no sabía cómo decirle la verdad….

- Ya vengo, espéreme – dije – 

 No pude seguir pensando en el tema tan pronto llegué a la zona de comercio… la sirena del pueblo estalló…

- ¡El río! ¡El río! – 

- ¡Se llevó el puente! – 

Era el lugar donde lo había dejado esperándome…corrí lo más que pude…

Todo era un desastre; personas corriendo y llorando de angustia, miedo y desamparo… un cielo gris lleno de agua que caía mientras se confundía con el violento paso del río precisamente donde estaba él…

Nunca lo encontré…. Nunca supe qué pasó… la consciencia me agobiaba cada día desde aquella vez…. había sido culpa mía… evitaba mirar ese lugar, pero hoy finalmente he girado mi cansada vista allí…

- ¡Sí que has tardado, Antonio! – dijo sacudiendo su sombrero mientras sonreía - ¿nos vamos? – 

- Sí - asentí mientras me acercaba – nos vamos – añadí mientras seguía su curioso andar en medio de las ruinas del lugar – 



Marzo 16/ 2020

Autora: Johy Sierra

Historia registrada en DNDA de Colombia.


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